El reconocimiento de nuestra fe Católica a Nuestra Señora de Lujan con motivo de cumplirse “El 30 Aniversario de la Gesta de Malvinas”.
En este escrito, quiero recordar con mucho respeto a cada uno de mis soldados, superiores y subalternos; donde el sagrado deber del llamado de la Patria hace 30 años nos reunió; y quiso el destino, que participáramos de la historia de esa Gesta; y para todos los que no volvieron; nuestros hombres, aquéllos quienes como lo hicieran nuestros próceres contribuyeron con su propias sangre a engrandecer el legado de nuestra historia; y también a nuestras familias, a cada uno de ellos, que con su amor supo darnos la contención y esperanza a nuestro regreso.
Un nuevo aniversario, próximamente el 02 de abril; nos encuentra a todos los Argentinos unidos en un sentimiento muy profundo; el recuerdo de nuestros hermanos que no repararon jamás en el sacrificio más sublime de entregar su vida en el cumplimiento del deber.
Quiero dejar de manifiesto, cómo la Fe católica nos unía en una plegaria de esperanza, manteníamos con una actitud solidaria y de compañerismo. Compartíamos juntos cuando podíamos la lectura de alguna carta de nuestros seres más queridos, y descubríamos nuestros sentimientos, con mucha emoción. A veces con algún camarada nos animábamos a proyectar alguna idea para cuando terminara la contienda.
En nuestros pechos abrigábamos un Rosario como signo de fortaleza de nuestra Fe y creencia religiosa. Sentimientos más profundos, para sobrellevar aquella dura jornada que le tocaba a cada uno vivir.
La Virgen de Luján acompañaba a los soldados desde las trincheras, haciéndonos sentir sus hijos, por su ferviente misericordia, brindándonos su protección cuando sentíamos la necesidad en los momentos más difíciles. La misa de campaña nos reunía y nos reconfortaba espiritualmente.
Teníamos nuestra fe puesta en Dios Nuestro Señor, y el corazón henchido por el orgullo de ser testigos y protagonistas de ese momento histórico.
Nuestras Islas Malvinas, representan una causa Nacional, y el objetivo a alcanzar es recuperarlas por la vía pacífica diplomática, ya que es un mandato constitucional conforme a los principios del derecho internacional.
Cada uno de nosotros, como soldados y ciudadanos, tiene la responsabilidad de mantener vivo el recuerdo y reafirmar los valores inalterables e irrenunciables; así desde nuestro hogar, desde nuestros lugares de trabajo o profesión, transmitir a los más jóvenes el amor a nuestra querida Patria.
Para mí ha sido un signo de altísimo honor, el poder haber acompañado a la Virgen en su ingreso y egreso de la Basílica de Luján, “Patrona de las Fuerzas Armadas”, momentos antes de su partida desde Buenos Aires a las “Frías tierras de Malvinas”, donde a partir de entonces, acompaña y vela el sueño eterno de nuestros héroes.
Eternamente agradecido por esta deferencia a la Comisión de los Familiares de los caídos en Malvinas.
Ésta fotografía de la replica de la Virgen de Luján, fue tomada el día 07 de octubre de 2009, mientras se realizaba la VII Peregrinación Militar Nacional de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, en la Basílica de Lujan.
Durante la Misa la imagen fue bendecida por Administrador Diocesano del Obispado Castrense, Monseñor Pedro Candia.
La inscripción colocada al pie de la imagen hace referencia a los héroes que ofrendaron sus vidas.
Las personas que acompañan a la Virgen son veteranos de guerra, el que aparece en el extremo izquierdo corresponde al Suboficial Mayor Victor Pepe, (Veterano de Guerra de Malvinas) Encargado del Estado Mayor de Gendarmería Nacional (un referente de esa Fuerza).
La imagen de Nuestra Señora de Lujan, Patrona de la Argentina, es acompañada por la comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico sur;
Así la Virgen inició su peregrinación por el territorio nacional recorriendo cada rincón de nuestro País, para poder llegar a este lugar donde fue entronizada el 10 de octubre de 2009 en la ermita del cementerio de Darwin en las Islas Malvinas.
Éste es el cementerio de Darwin, donde la Virgen de Luján se ha quedado para cuidar el sueño eterno de nuestros 649 hermanos argentinos que ofrendaron sus vidas durante la Gesta de Malvinas en abril-junio de 1982.
En este Nuevo Aniversario, Madre, enséñanos a creer, esperar y amar contigo, y guíanos en nuestra Fe y camino a seguir.
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
Héctor Hugo Díaz
Suboficial Mayor Veterano de Guerra de Malvinas
Encargado militar del Obispado Castrense de Argentina*
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